Es fascinante pensar que la elaboración de cerveza ha sido una práctica presente en la humanidad desde hace más de 6000 años. A lo largo del tiempo, las técnicas han evolucionado y se han incorporado nuevos ingredientes como las flores de lúpulo para agregar amargor y aroma a la cerveza.

A pesar de todos estos cambios, la esencia de la cerveza sigue siendo la misma: un producto fermentado a partir de cereales. Y es precisamente con la malta, el cereal germinado y tostado, con el que iniciamos la elaboración de nuestra cerveza.

Desde la molienda de las maltas hasta la fermentación y el embotellado, cada etapa es importante para lograr una cerveza de calidad y con personalidad propia. Y aunque las técnicas y procesos han evolucionado, seguimos manteniendo esa pasión por la cerveza y el respeto por la tradición cervecera que nos conecta con los cerveceros del pasado.